La proliferación de parques sectoriales se extiende desde el
norte de la Argentina hasta la Patagonia. Beneficios fiscales y vínculos con las
universidades son algunas de las características del fenómeno. En esta nota, las
particularidades de una forma de producción que se impone en el país
Con la crisis del 2001 como punto de partida, el desarrollo y la puesta en
marcha de polos y parques tecnológicos (también conocidos como
"clústeres") en la Argentina sigue dando muestras de la expansión que
evidencia la producción de software y servicios informáticos. Un sector que
durante 2007 facturó más de 5.800 millones de pesos, y que
también en el mismo período superó los 45.000 puestos de trabajo directos.
Al amparo de marcos como la Ley 25.922 de Promoción de la Industria del
Software, que otorga beneficios como la exención de impuestos por Ingresos
Brutos, Inmobiliario y Sellos, y también contempla la entrega de subsidios y
capacitaciones para actores del sector, los clústeres TI ganan presencia en
distintas latitudes del país y apuestan a romper con la concentración
industrial que siempre ha oscilado en torno a los principales centros
urbanos.
Así, y en sintonía con lo que ya sucede en plazas consolidadas como Córdoba
y Rosario, San Luis, La Plata, Neuquén, Bahía Blanca, Tandil y Mar del Plata
aparecen como nuevos destinos para las más de 900 empresas de
software y servicios informáticos que hoy operan y realizan inversiones en
la Argentinaa.
“Lo valioso en los polos es la descentralización que permiten. La
concentración de recursos sólo en Buenos Aires nos hace perder masa crítica
y recursos humanos. Hoy es notable cómo profesionales del sector TI eligen
donde vivir, y cómo eso mejora la ecuación económica de cada lugar”, señaló
a iProfesional.com Alejandro Oliveros, director de
Investigación y Consultoría de IDC Argentina.
Fuente:
http://www.gobiernoelectronico.org/node/6427
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